Atributo: Dios virtuoso.
Planeta: Júpiter.
Coro Angélico: Dominaciones.
Sefiráh: Jesed.
Horario de regencia: de 12 a 12:20 horas.
Días
de regencia: 11 de febrero, 24 de abril, 5 de julio, 18 de septiembre, 29 de
noviembre
¿Para qué se le invoca?
·
Impulsarnos a resolver situaciones difíciles.
·
Promover la armonía entre personas diferentes.
·
Revelarnos secretos sobre la naturaleza.
·
Tener inspiración en conferencias y meditaciones.
·
Ayudarnos a que nos expresemos más fácilmente.
Los nacidos bajo su regencia
Será una celebridad que se distinguirá por sus talentos y por
sus mensajes de entusiasmo y buen astral. A veces se tornará satírico con ideas
locas y revolucionarias pero lo que puede exponer al público será significante.
Sólo aceptará una oferta de trabajo o una mayor condición social, si no fueran
contrarias a sus inspiraciones espirituales. Su firme autocontrol le impedirá
ceder a tentaciones acomodaticias. Sus mentalizaciones para un mundo mejor a
través de oraciones o meditaciones favorecen en especial a todos los que tienen
un ángel de regencia de esta categoría. Tendrá un pequeño círculo de amigos
constantes y fieles, posibilidad de casarse joven escogiendo muchas veces
personales más viejas. Luchará por el bienestar de sus hijos quedando triste si
ellos no aprovechan las oportunidades ofrecidas. Gozará muchos privilegios,
obteniendo buenos resultados en concursos, disputas públicas o literarias.
Cita bíblica
Restáuranos, Señor,
Dios Todopoderoso;
haz resplandecer tu
rostro sobre nosotros,
y sálvanos.
Salmo 80:19
Aniel: “secretos de la
naturaleza”
Las clases de naturales solían ser muy aburridas, y en eso todos
los niños estaban de acuerdo. El profesor hablaba, hablaba y lo único que
conseguía era dormir a los alumnos. Esto era así hasta tal punto que para
muchos cuando llegaba el día en que tocaba naturales se ponían incluso
enfermos.
Bueno, esto fue así, hasta que un día y quién sabe si por manos
del azar o porque la vida quiso gratificar los esfuerzos de aquellos niños, Don
Javier, el profe que tenía el arte de aburrirles, sufrió un desafortunado
accidente que le impediría asistir a clase durante todo el curso.
Aquella situación aunque venía a cambiar un poco las cosas,
tampoco fue recibida con mucho agrado. Tenían un recuerdo tan malo de naturales
que el sustituto de Don Javier, difícilmente podría cambiar aquella visión.
Pero se equivocarían, puesto que en el primer día de clases con
el nuevo profesor, Don Aniel, muchos se llevaron una grata sorpresa.
-Bien -dijo Don Aniel tras haberse presentado y comprobar la apatía
general de los alumnos -, vais a guardar vuestros libros y nos prepararemos
para hacer una expedición al campo. Hoy vamos a estudiar el ciclo de
crecimiento de las plantas.
Aquellas palabras eran tan desconocida, que bueno, al principio
todos se miraron muy sorprendidos, pero al final todos expresaron su respuesta
del mismo modo.
-¡Bien! -exclamaron unos, mientras que otros se limitaron a
cumplir con premura los consejos del profe -.
Sin darse cuenta, ya se encontraban en camino. Entre brincos y
carreras, Don Aniel fue poniendo orden. Al poco tiempo llegaron a una zona
donde la vegetación crecía abundantemente y comprendió que ese lugar era
magnifico para llevar a cabo su experiencia.
Los alumnos se vieron poco a poco interesados por lo que Don
Aniel les contaba. El contacto con la naturaleza fue ganando su atención y la
prueba de ello eran aquellas preguntas que el profesor debía responder.
– ¿Por qué los arboles dan frutos? -pregunto uno de los más
despiertos del grupo -.
-Bueno, tal vez tus compañeros sepan responderte -contesto Don
Aniel intentando dar participación a los demás -. Pero ninguno de ellos supo
contestar.
-Dejadme que os cuente una historia y tal vez al final sepáis
responder:
Existió hace mucho tiempo un rey muy poderoso llamado Kether.
Era muy afortunado, pues tenía dos sabios consejeros, Hochmah y Binah. Sin
embargo, un día se dijo que debía crear un reino en el que poder reinar, pues
Hochmah quería aumentar su sabiduría y Binah su inteligencia.
Con este propósito, el rey Kether reunió a sus dos consejeros y
les dijo: ¿Que necesitáis para llevar acabo vuestro plan?
Hochmah le pidió convertirse en fuerza fecundadora, y Binah en
fuerza cristalizadora. Bien -dijo el rey-, os será concedida, y en gratitud a
vuestros esfuerzos, yo seré fuerza inseminadora. De este modo, Kether se
convirtió en semilla, Hochmah en agua fecundadora y Binah en tierra
fertilizadora, y unieron sus fuerzas consiguiendo un reino en el que todos
podrían reinar. Aquel reino sería Hesed, y fue reconocido como el heredero de
los tres.
Aquel reino fue fecundo y dio muchos frutos, y tanto el rey como
sus dos consejeros vivieron felices con su obra.
Don Aniel puso fin a su relato y apenas si lo había hecho,
cuando ya uno de los alumnos tenía su mano levantada.
-Don Aniel -dijo -el fruto es como el reino de Hesed, es la obra
de la creación. Es la meta que todos debemos perseguir, ¿no es así?
-cuestionaba aquel inteligente alumno -.
-Así es -contesto Don Aniel -, veo que habéis aprendido la
lección.
A partir de aquel día, naturales dejo de ser una pesadilla, y se
convirtió en la asignatura más esperada.
Fin.