Atributo: Dios loable.
Planeta: Venus.
Coro Angélico: Virtudes.
Sefiráh: Netzaj.
Horario de regencia: de 18:40 a 19 horas.
Días
de regencia: 2 de marzo, 14 de mayo, 25 de julio, 8 de octubre, 19 de
diciembre
¿Para qué se le invoca?
·
Concedernos prosperidad en todos los sectores.
·
Abrir canales para tener sueños proféticos.
·
Tener lucidez en los actos de la vida.
·
Liberar a personas viciadas, para encaminarlas a una vida
saludable.
·
Proteger y guiar a todos los que trabajan en causas justas.
Los nacidos bajo su regencia
El que nace bajo su influencia tendrá como objetivo ser colocado
en una posición de liderazgo se distinguirá por su bravura y gran amor por las
cosas, soportando la fatiga con paciencia y coraje. Trabajará para mejorar a la
sociedad y abolir los privilegios o recursos de personas que no lo merecen.
Tendrá éxito en sus viajes al exterior y protección contra la traición y la
venganza. Será un combatiente contra las fuerzas de la unidad a través de la
lectura y la intelectualidad. Estará siempre haciendo proyectos para formar un
mundo nuevo, luchando contra las conciencias inferiores. El trabajo con ángeles
es imprescindible para que su existencia sea mejor en la tierra. Tendrá grandes
revelaciones en sueños, defenderá las buenas causas será llamado para hacer los
planes teóricos siendo considerado un excelente economista y administrador,
principalmente en tiempos de crisis. Alegre, activo y simpático será siempre el
centro de las atenciones en toda situación, es una persona de mucha garra,
fuerza de voluntad, apasionado por todo y por todos. Ama la vida familiar y a
sus hijos.
Cita bíblica
Los que temen al
Señor, confíen en él;
él es su ayuda y su
escudo.
Salmo 115:11
Nemamiah: “el príncipe
de los ejércitos”
El destino de aquel pueblo estaba en manos de Nemamiah un bravo
guerrero cuya grandeza de alma y su capacidad para soportar los rigores de la
vida le llevó a ser elegido entre muchos para recibir el mando de los
ejércitos.
Mercura ya no era ese paraíso terrenal donde sus habitantes
Vivian felices y en paz. Dejo de serlo desde que las tropas bárbaras
procedentes de las tierras de las sombras emprendieron la hostil empresa de
conquistarla.
Cuatro años de luchas pesaban ya mucho sobre esa fértil y rica
comarca. Muchos eran ya los que habían abandonado el plano físico para emprender
la aventura de retornar a su estado de espíritu y habitar los planos de la luz
invisible.
La situación se hacía cada vez más insostenible y la única
solución era atacar al enemigo pero, ¿quién dirigiría el combate? Esa era la
difícil cuestión.
Fue por este motivo que reunieron a los hombres más valientes
del reino. Entre todos ellos debían escoger a uno.
Nemamiah era hábil, muy hábil con la espada. Jamás ningún otro
guerrero le había vencido en batalla, y aquella reputación le llevo a ser
nombrado príncipe de los ejércitos. Ahora la paz de Mercura estaba en sus
manos.
El valiente Nemamiah pensaba que debía romper el cerco que
mantenían en la ciudad el enemigo, y se dijo que el único modo de hacerlo era
atacando de imprevisto.
Era tanto el ardor que animaba al osado guerrero que reunió al ejército
para prepararle para el combate. Debía aprovechar el desconcierto de la
noche para hacerlo, y aun el Sol estaba muy alto en el cielo. Tenía tiempo de
descansar un poco antes de emprender la batalla.
Nemamiah se entregó en manos del espíritu del sueño y este
trasladó a su alma hasta el primer cielo donde se encontró con un ser extraño.
– ¿Quién eres que tanta luz desprende tu cuerpo? ¿acaso un Dios?
-pregunto muy sorprendido -.
-Tan solo soy un humilde servidor de la luz que quiere alumbrar
tu camino y ayudar a tu pueblo -le dijo.
– ¿Y como podrás hacerlo? -interrogo muy interesado el joven
Nemamiah -.
– No seré yo quien lo haga sino tú con tus esfuerzos -contesto
el espíritu de luz -.
– Dentro de poco atacare y les vecera -le dijo el joven -.
-No, no debes hacerlo, has de luchar por la tierra prometida
pero no caigas en la tentación de entrar en ella antes de tiempo -aconsejo el
espíritu -.
– ¿Qué queréis decir con ello? -pregunto sorprendido -.
– El mal debe agotar sus fuerzas y cuando lo haya hecho,
entonces debéis atacar, y la victoria será vuestra.
– ¿Y como sabré que el enemigo ha agotado sus fuerzas?
– Lo sabrás, no dudes que lo sabrás -y diciendo eso el espíritu
se alejó -.
Nemamiah retorno a su cuerpo y despertó. Aun recordaba su
experienc1a con aquel providencial ser. Cambio las ordenes previstas y decidió
esperar. Todos se sorprendieron de aquel cambio de planes, pero tenían
confianza en él y esperaron.
Así transcurrieron seis días, seis largos días sumidos en la más
espesa niebla, pero al séptimo, el Sol disipo la oscuridad y aquello fue
interpretado por Nemamiah como la señal de que las fuerzas enemigas habían
agotado sus fuerzas.
Ataco, y lo hizo con su bravura habitual. En aquella ocasión
lograron vencer al enemigo de una vez para siempre. Después de aquella terrible
batalla, la paz retorno de nuevo al reino de Mercura, pero aquella paz no era
para
Nemamiah, pues otras batallas le aguardaban y debía afrontarlas
con la única estrategia del amor, de la belleza, de la paz.
Fin.