Coro: Serafines, Ángeles al servicio de
Kether-Voluntad.
Significado:
La ayuda de Dios
Atributo:
Dios que socorre.
Planeta:
Neptuno.
Sefiráh:
Keter.
Horario
de regencia: de 0:20 a 0:40 horas.
Días
de regencia: 7 de enero, 19 de marzo, 21 de marzo, 31 de mayo, 2 de junio,
11 de agosto, 14 de agosto, 26 de octubre.
¿Para qué se le invoca?
·
Fecundidad.
·
Restablecimiento de la paz
entre esposos. Fidelidad conyugal.
·
Fidelidad a lo superior, a
los gobernantes y reyes.
·
Calma las sediciones
populares.
·
Abandono del celibato.
Lección: Utilizar
el pensamiento para superar situaciones emocionales que dominan. Vencer los
apegos y vicios materiales.
Nombre en latín:
Deux Auxiliator
¿Para qué se le invoca?
·
Obtener victoria contra
quienes nos atacan injustamente.
·
Calma revueltas populares y
alínea el comportamiento de los gobernantes.
·
Restablece la paz entre los
esposos y la fidelidad conyugal.
·
Restablece la armonía entre
empleados empleadores.
Cita bíblica
Libra
mi vida de la espada,
mi
preciosa vida del poder de esos perros.
Salmo
22:20
Los nacidos bajo su regencia
Gusta de hacer todo de forma
rápida y cuando es pequeño generalmente no tiene paciencia para oír a los
profesores porque le parece que las informaciones ya están en su mente. Tiene
desde pequeño intuición para ver lo que es correcto y lo que es errado. En su
interior, también desde pequeño, sabe que no está en la tierra porque sí. Y
sabe que su familia es Kármica, sintiendo por esto cierta obligación en
ayudarlos. Extremadamente amoroso, exalta la verdad y el amor fraterno
universal. Sus emociones superiores son tan fuertes que a través de estas entra
en contacto con su Ángel de regencia. Nunca se deja influenciar negativamente y
tiene sobriedad para dominar cualquier tipo de situación. Es portador de paz,
donde existe un conflicto, defiende la verdad y detesta la violencia. Adora los
animales, ama las flores y a toda la naturaleza. Las personas lo consideran
como mágico, gracias al buen humor con el cual resuelve todas las situaciones.
Es un poco vanidoso y le gusta andar siempre a la moda.
Si dos personas están
enfrentadas porque ambas creen tener razón y no pueden aceptar la parte de
verdad que hay en el otro, el serafín JELIEL las acerca, “obligándolas” a dejar
atrás la tozudez. Este serafín ayuda especialmente a mantener la armonía
conyugal y es quien lleva la paz donde hay conflicto, la verdad donde hay error
y amor universal para superar prejuicios de todo tipo.
Jeliel: “La Nueva Esencia”
En
el Gran Libro de los Misterios, donde se recoge fielmente el paso de los
tiempos, está escrito en letras de oro una hermosa leyenda que sucedió hace ya
muchos, muchos años, tantos que su recuerdo se funde en el acontecer de los
días. Dejad que os cuente lo que mis ojos pudieron leer afortunadamente en ese
Manuscrito Sagrado…
Sucedía entonces el segundo
día Cósmico, y los obreros trabajaban infatigables en la construcción de un
majestuoso templo. Debían darse prisa, pues era voluntad del rey, el Supremo
Kether, que su hijo Jeliel, el más diestro y hábil de los guerreros, se
desposara, en la magia del secreto, con la adorable Hochmah, princesa de la
Luz.
Y así sería, pues al cabo de
dos lunas, Jeliel y Hochmah se desposaron sellando su unión con un ritual
mágico inspirado por los Dioses en la emanación de una nueva esencia llamada
Amor.
Kether, el viejo y noble
soberano, dejo feliz su reino en manos de su hijo, y busco la paz de sus
últimos días en el cobijo de la meditación, retirándose en la soledad que le
ofrecía el templo. Desde entonces, sería Jeliel quien gobernaría junto a su
hermosa y sabía esposa Hochmah.
Kehoch, la ciudad oculta,
daba cobijo a un pueblo habitado por almas impetuosas, enérgicas y ardientes,
bregados en el arte de colonizar, y por ello sus hombres eran expertos guías y magníficos
aventureros.
Pero los tiempos habían
cambiado y tras muchos años de ir de acá para allá, una parte del pueblo se
sintió cansado, y ello les llevo a solicitar una audiencia con el monarca.
– He sido informado
ampliamente por los consejeros de vuestra voluntad de no querer emprender
nuevas aventuras, y no puedo evitar mostrar mi descontento. Sabéis que aún
quedan nuevas tierras por conquistar, nuevos horizontes sin explorar, y me
pedís que renuncie a hacerlo. ¿Cómo podéis explicarme esto? -les refirió Jeliel
muy enojado-.
– Majestad, durante años
hemos trabajado incansables para vuestro Padre, el Gran Kether, y las fronteras
de Kehoch casi no tienen límites. Vuestro poder gobierna sobre todas las
tierras, y sin embargo, ¿quién las habita? No tenemos tiempo. Cuando las
conquistamos nos vemos obligados a abandonarlas para conquistar otras nuevas.
Sabed que nuestra voluntad se siente llamada a echar raíces. Hemos sentido una
voz interior que nos habla y nos dice: uniros como vuestro rey y vuestra reina
se han unido, y hacedlo en el templo, bajo la magia del secreto.
Esas fueron las palabras de
un pueblo que sentía que algo importante había cambiado en sus vidas.
– ¡No! no puedo permitir esa
locura -grito con ira Jeliel-.
Pero aquella respuesta
llevaba en ella la semilla de la división, pues su esposa Hochmah se sentía atraída
por la misma voz que hablaba a su pueblo, y el rey no queriendo romper sus
compromisos, decidió abandonarla.
Cuando la noticia fue conocida por los
fieles hombres del reino, no pudieron evitar sentir en su pecho una profunda
rabia.
–
Debemos evitarlo -grito una exaltada voz.
–
Si, debemos hacerlo -acompañaron otros muchos en el mismo tono-.
El palacio se vio asediado
por los mismos hombres que un día lo habían custodiado. El pueblo se había
levantado contra la voluntad y el sometimiento del rey tirano. Sin embargo,
Jeliel llevaba sangre divina en sus venas y su mente recibió un rayo de luz que
le hizo comprender que con su enérgico comportamiento se estaba oponiendo a la
Voluntad Divina.
Aquella Luz le hizo
evidenciar el poder de la Nueva Esencia, el Amor. Desde entonces, su voluntad
no fue otra que la de compartirlo con su esposa y su pueblo.
Fin.