Atributo: Dios alivio de los oprimidos.
Planeta: Venus.
Coro Angélico: Virtudes.
Sefiráh: Netzaj.
Horario de regencia: de 19:40 a 20 horas.
Días
de regencia: 5 de marzo, 17 de mayo, 28 de julio, 11 de octubre, 23 de
diciembre
¿Para qué se le invoca?
·
Solucionar conflictos con uno mismo y con otros.
·
Curar problemas mentales.
·
Atraer fidelidad de los subalternos.
·
Desarrollar talento y virtudes.
Los nacidos bajo su regencia
Los que nacen bajo su influencia se distinguirán en la sociedad
por sus talentos y nobles virtudes. Reúne las más bellas cualidades del cuerpo
y del alma. Sabrá significar sus errores porque entiende que a través de las
experiencias es que construiremos nuestra personalidad. Estará siempre en busca
de sí mismo. Buscando llegar a un ideal de equilibrio y sabiduría. Ser un
incansable trabajador será su principal cualidad. Bajo este Ángel podrá
liberarse de su karma. Sabrá reconocer la mano de Dios en cada detalle de la
naturaleza. Desde niño se distinguirá por su gran madurez y estará preparado
para obtener éxito. Y es cumpliendo sus tareas día a día que estará en paz con
su conciencia. Podrá ser considerado un símbolo de lo que es ser humano en su
totalidad, tanto física como espiritualmente.
Cita bíblica
El Señor está cerca de quienes lo invocan,
de quienes lo invocan en verdad.
Salmo 145:18
Mitzrael: “el precio
de la locura”
La historia que os voy a contar sucedió hace ya mucho tiempo y a
pesar de ello, aun la recuerdo.
Aconteció en un lejano lugar, en la comarca conocida como
Mermar, que un poderoso monarca daba una gran fiesta en honor a su único hijo,
el príncipe Mitzrael que acababa de cumplir 14 años.
De todos los lugares del reino acudieron a felicitar al príncipe
en el nacimiento de su cuerpo emotivo. A partir de ese día, el joven Mitzrael sería
responsable de sus deseos y todo cuanto con el hiciese se iría grabando en su
sangre real para formar parte de su historial particular.
Pronto, muy pronto, el heredero al trono alcanzaría la mayoría
de edad y podría desposarse con una noble princesa, la cual sería la futura
reina.
Con esa intención vendrían las más bellas doncellas a la
fiesta. Intentarían seducir al apuesto galán, llamando su atención con su
mágica hermosura.
El salón real estaba repleto. Nadie había olvidado asistir al
banquete. La música entonaba melódicas canciones que deleitaban a todos los
presentes. Las mesas estaban servidas con suculentos manjares y todos esperaban
con ansia la llegada del anfitrión el príncipe Mitzrael.
Pero cuando todo parecía ir bien, algo vino a enturbiar aquella
felicidad.
– Majestad os lo ruego, acudid pronto a los aposentos del
príncipe.
El rey muy contrariado por aquella tardanza, pensó que se
trataba de alguna broma de su hijo, pero pronto se daría cuenta que estaba muy
equivocado.
El joven Mitzrael había enloquecido. Su comportamiento era
extraño y muy agresivo. Se golpeaba la cabeza y amenazaba a sus sirvientes con
una espada en la mano.
El rey viendo el peligro que corría en manos de aquel loco salió
huyendo llamando aterrorizado a la guardia para que desarmasen a aquella fiera.
– Amarradle si es preciso -ordeno a la guardia -.
Su orden fue cumplida. Al cabo de unos minutos el joven Mitzrael
había sido desarmado y amarrado. La noticia de la locura del príncipe se
extendió rápidamente y ya era conocida por todos.
Todos se burlaron del monarca y muchos irónicamente se mofaron
de él. No tardaron en abandonar el palacio, ya nada les retenía en él.
¿Quién se iba a desposar con un loco? -pensaban todos -.
Aquella desgracia afecto profundamente al rey, no sabía qué
hacer. Hasta que un día decidió consultar con el hechicero. Quería conocer que
le había pasado a su hijo.
– Araf amigo mío, invoca la sabiduría de los espíritus, necesito
conocer que mal aflige al príncipe. ¿Por qué se ha vuelto loco de repente?
– ¿Estáis seguro de que queréis saberlo? -pregunto
misteriosamente el hechicero -.
– ¿Qué queréis decir? -grito enfurecido el monarca -.
– Os complaceré si así lo queréis.
Y diciendo esto, el hechicero invoco a los espíritus. Al cabo de
unos minutos abrió los ojos, acababa de recibir la respuesta.
– En un tiempo, cuando fuisteis joven anidasteis la locura en
vuestro corazón. Disteis vida al deshonor, violasteis y asesinasteis a niños
inocentes, y creísteis hacerlo en defensa de una causa justa. Ahora esa locura
ya es fruto, y ese fruto es vuestro hijo. Arrancad esa sombra de vuestro
corazón y vuestro hijo sanara.
El rey reconoció avergonzado que cuanto había dicho el hechicero
era verdad, y si algo le importaba su hijo debía purificar sus sentimientos
arrancando de cuajo la hierba del mal.
En el más profundo silencio, el rey lucho para vencer la sombra
que le perseguía. Hasta que llego el día en que lo consigues.
El príncipe Mitzrael se despertó aquella mañana y vio como el
Sol brillaba en el horizonte. Un hermoso futuro le aguardaba. El pasado ya no
contaba.
Desde aquel día, trabajo fielmente al lado de su padre y juntos
vivieron una larga y feliz vida.
Fin.