Atributo: Dios rey dominante.
Planeta: Sol.
Coro Angélico: Principados.
Sefiráh: Tiferet.
Horario de regencia: de 14 a 14: 20 horas.
Días
de regencia: 17 de febrero, 30 de abril, 11 de julio, 24 de septiembre, 5 de
diciembre
¿Para qué se le invoca?
·
Destruir nuestros enemigos interiores, como por ejemplo los
miedos.
·
Liberar de la esclavitud y de los vicios.
·
Tener paz y prosperidad interior.
·
Obtener favores de personas importantes.
·
Tener éxito en causas justas.
·
Protección y prosperidad en empresas.
Los nacidos bajo su regencia
Tiende a tener un comportamiento íntegro, tendrá éxito en su
trabajo, conquistando la confianza por los servicios prestados. Su influencia
será dotada entre personas famosas, conocidas y poderosas, obteniendo prestigio
entre ellas. Utilizará ideas modernas y acciones estratégicas para consolidar
su posición. Se manejará con prudencia evitando obstáculos, observando
cuidadosamente cada camino antes de dar un paso tendrá muchos conocimientos
adquiridos a través del trabajo. Será noble, sincero, altruista en sus
relacionamientos. Conquistará su propio lugar por su autoconfianza, buen humor,
sin desperdiciar energía en conflictos íntimos.
Cita bíblica
¿Por qué me rechazas,
Señor?
¿Por qué escondes de
mí tu rostro?
Salmo 88:14
Veuliah: “la empresa
más prospera”
El rey Daleth acababa de cumplir 84 años de edad, y la verdad,
se sentía cansado para seguir gobernando. Ya no era el ardiente joven que a los
21 años fue nombrado monarca de Hesed, la tierra de la abundancia.
Su vitalidad se habla apagado con el paso de los días y ahora sabía
que debía ceder el cetro del poder a sus herederos.
Pero esto que parecía tan simple no le resultaba tan sencillo.
Conocía la naturaleza de sus hijos y sabía que de dejar la corona en manos de
uno de ellos los demás se disputarían ese derecho.
Con esa preocupación, el soberano Daleth convoco a los Siete
Ancianos y busco en ellos la voz de la sabiduría que durante todos aquellos
años habían demostrado.
-Sabios Consejeros, quiero que seáis vosotros los primeros en
conocer mi voluntad de abandonar este cetro. Las fuerzas físicas me traicionan
y apenas si me responden cuando las necesito. Mi ciclo en este mundo carnal
llega a su fin y es hora de que uno de mis hijos herede el trono y ocupe mi
puesto.
Las palabras del rey estaban muy meditadas y los sabios se
dieron cuenta de ello.
-Tenéis razón Majestad, pero vuestra preocupación no parece ser
esa -dijo uno de los ancianos-.
-Es cierto, mi preocupación amigos míos es saber a quién elijo
como heredero -explico el rey-.
Todos comprendieron la causa que afligía el corazón del noble
rey, y conmovido por ello, el más sabio de los Ancianos, dijo:
-Tal vez haya una solución Majestad. Hacedle participar en una
prueba y aquel que consiga vencer ese será el elegido para tan elevada misión
-explico el anciano -.
– Si -exclamo el rey con cierta euforia-, puede ser una buena
idea.
Sin demorarlo por las tiempo, todos se pusieron a pensar en una
prueba eficaz, y entonces…
-Ya lo tengo -grito el anciano que acababa de ser iluminado-. La
corona será para aquel que consiga presentarnos la empresa más prospera.
Así fue, como los cuatro hijos se pusieron a trabajar en la
elaboración de la empresa que le diese más frutos.
Tenían para ello tres meses, al final de los cuales debían
presentarse de nuevo ante su padre.
El tiempo pasó rápidamente y el día esperado llego. Los cuatro
aspirantes se presentaron puntualmente ante su padre, el cual les dijo:
-Veamos, ¿que tenéis que ofrecerme?
-Padre, tu hijo Arien ha descubierto nuevas tierras y las pone
bajo tu poder, son las más ricas de cuantas hemos conocido -dijo uno de sus
hijos -.
-Amado padre, tu hijo Canciah ha descubierto nuevos yacimientos
de agua y con ellos nuestras tierras serán más fértiles -dijo otro de los hijos
-.
-Padre, tu hijo Libraiah, ha descubierto el modo de volar, y con
ello nuestro reino se podrá ampliar.
-Padre tu hijo Veuliah, tan solo puede ofrecerte sus servicios,
su capacidad para trabajar -expreso el último de los hijos -.
El rey tras oírles, se reunió de nuevo con los siete ancianos y
tras un breve intercambio de opiniones, todos coincidieron en el candidato que
iba a ser elegido.
El rey Daleth reunió a sus cuatros hijos y les dijo:
-Tras haber consultado la sabiduría de los Ancianos, y por
unanimidad, mi voluntad es que sea Veuliah el próximo rey de Hesed. Esta tierra
ya es lo suficientemente grande como para desear nuevos continentes, es rica en
agua y no pretende anchar sus fronteras. En cambio, si necesita unas manos
fuertes y trabajadoras que cultive y administre las abundantes semillas que
poseemos.
Así fue, como Veuliah gobernaría el reino de Hese, y durante
todos sus años de soberanía, llevó la prosperidad a todas sus empresas.
Fin.