Atributo: Dios bondadoso por sí mismo.
Planeta: Urano.
Coro Angélico: Querubines.
Sefiráh: Jojmá.
Horario de regencia: de 7:40 a 8 horas.
Días
de regencia: 29 de enero, 12 de abril, 23 de junio, 5 de septiembre, 16 de
noviembre
¿Para qué se le invoca?
·
Conseguir la gracia de Dios.
·
Proteger a prisioneros, fugitivos, que sufren penas injustas.
·
Protegernos de los ladrones y asesinos.
·
Protegernos contra accidentes de auto y todo tipo de violencia.
Cita bíblica
Sino que se complace
en los que le temen,
en los que confían en
su gran amor.
Salmo 147:11
Los nacidos bajo su regencia
El que nace bajo su regencia tiene una ligazón Kármica con el
país en que vive. Dotado de gran poder espiritual, madurez y discernimiento. Es
un gran amigo y compañero con quien todos desean convivir. Posee inteligencia
analítica busca respuestas dentro de los conceptos religiosos para todo lo que
pasa en el mundo. Dignidad y respecto son componentes que marcan su fuerte
personalidad. Es óptimo administrador, dotado de una “suerte” natural para los
negocios. Podrá estar envuelto en la recuperación de personas que tuvieron
problemas con la justicia, ofreciendo trabajo, apoyo financiero y moral. Tendrá
gran preocupación por la seguridad tanto filial como de la comunidad. Podrá
tener acceso a los medios de comunicación, radio, televisión y crear polémica
en debates.
Haheuiah: “la ley de la misericordia”
La Justicia era muy rigurosa en la región de Binah. Su lema era:
“si violas la ley, por ella serás castigado”.
Era bien cierto que muchos respetaban las leyes, pues era tanto
el temor que sentían por el peso del castigo que antes de burlarla se lo
pensaban dos veces. Sin embargo, no todos compartían ese temor, y Haheuiah era
uno de ellos. La ley no le preocupaba lo más mínimo y para demostrarlo se
disponía a robar aquella misma noche las arcas reales, como ya había hecho en
otras ocasiones.
Bueno es posible que las veces anteriores en las que había
saqueado el palacio tuviesen mejor suerte, pero no sería así en esa nueva
ocasión, puesto que fue descubierto y apresado por los guardianes.
Haheuiah no sabía entonces que iba a ser víctima de la rabia y
de la furia que el rey Binah tenía acumulada contra él. Había sido burlado
varias veces por la astucia de un vulgar ladrón, pero ahora todo era distinto.
Tenía en sus manos la oportunidad de demostrar al pueblo que la
letra de la ley no es tan solo papel escrito. Ahora comprobarían su verdadero
peso.
No tardo en reunirse un jurado y en celebrarse el juicio, que
fue sentenciado en un abrir y cerrar de ojos. Las pruebas eran evidentes. Había
violado la ley y debía ser castigado.
-Este jurado considera por unanimidad
que el prisionero llamado Haheuiah es culpable del delito que se le imputa.
-Siendo así -tomo la palabra el Juez
-, el prisionero deberá cumplir la máxima pena: será exiliado de la región de
Binah y se trasladara a la Zona oscura de Gueburah donde deberá permanecer
hasta su muerte.
Haheuiah sabía muy bien lo que aquello significaba y a pesar de
ello no sintió ira por aquellos que le condenaban.
Reconoció que se merecía ser castigado, ya que el mismo no había
puesto límites a sus acciones. No podía hacer nada para cambiar aquel
veredicto, pero lo que no podía evitar nadie, era que recurriese al Supremo
Juez para que el perdonase sus errores.
-Dios mío, perdona mis culpas y
perdona también a los que aquí en la tierra me juzgan. Que sea tu misericordia la
que disuelva nuestras faltas y que podamos quedar libres de ellas.
Aquella imploración obro milagros, puesto que el Juez revoco su
veredicto alegando que un nuevo elemento debería introducirse en las leyes, la
misericordia.
-¿Te arrepientes de lo que has hecho?
-pregunto Binah -.
-Reconozco mis culpas señor juez y solicito ser castigado por
ello. -contesto Haheuiah -.
-Siendo así, seréis trasladado a
Palacio y trabajaras al servicio del tesorero real. Esto os redimirá.
Así fue como la Misericordia, un atributo del amor divino entro
a formar parte de la Justicia de los hombres. Aquel día el mal perdió una nueva
batalla.
Fin.