Nombre:
Lauví-ah “Dios Loado y Exaltado”.
Coro:
Querubines, Ángeles al servicio de Hochmah-Amor. Ángel
Lo
que otorga:
·
Sabiduría.
·
Obtención del poder.
·
Protección contra las
tempestades, las naturales y las morales.
·
Consecución de la
celebridad, gracias al talento.
·
Protección contra el
orgullo, la ambición desmesurada, los celos y las calumnias.
Lección: Ser
sabio y vencer el orgullo y los celos.
Sefiráh:
Jojmá.
Horario
de regencia: de 5: 20 a 5: 40 horas.
Días
de regencia: 16 de enero, 30 de marzo, 11 de junio, 23 de agosto, 4 de
noviembre
¿Para qué se le invoca?
·
Generar amistades profundas.
·
Revelarnos el significado de
los sueños.
·
Obtener talento artístico y
literario.
·
Ayudarnos a salir de los
tormentos espirituales y la tristeza.
·
Dormir bien.
·
Tener compresión de las
ciencias espirituales.
Cita bíblica
Él
es el Dios que me vindica,
el
que pone los pueblos a mis pies.
Salmos
18:47
Los nacidos bajo su regencia
Aspecto evolucionado: tiene habilidad
para entender mensajes y revelaciones simbólicas. El mundo astral se manifiesta
a través del inconsciente, ocurriéndoles visiones, premoniciones o imágenes de
los mundos superiores. Sus facultades psíquicas son manifestadas a través de
pequeños detalles, como la música, la poesía, la literatura o en la filosofía.
A través de la nobleza de carácter su espíritu irradia una luz muy intensa
interiormente. Sabe que su parte analógica es capaz de conseguir todo lo que
quiere, principalmente cuando el pedido es hecho por alguna otra persona. Lo
que sueña realizar se torna realidad. Podrá ser el pilar de su familia o un
gran apoyo en donde trabaja. Sus cosas materiales serán conseguidas a través de
mucha lucha, hasta a veces con sufrimiento. Tendrá una reacción agradable y
cordial, reconfortante con las personas más próximas. Entenderá la tristeza,
pues sabe conocer los mecanismos interiores del ser humano. Gustará de la
Cábala y de la filosofía. Será una persona culta.
Lauví-ah: “Una sentencia sabia”
Un
gran alboroto llamo la atención de los vecinos de aquel pueblo, los cuales se
apresuraron hasta el lugar del incidente, donde pudieron ser testigos de la
acalorada conversación que mantenían aquellos dos jóvenes.
Muy cerca de allí y llamado
por la curiosidad ante tanta algarabía, un guardián encargado de mantener el
orden, se acercó hasta la plaza donde ya se agrupaban muchos ciudadanos.
Paso… vamos, abrir paso
-grito el guardián, al tiempo que intentaba abrirse camino entre la espesa
multitud-.
Al llegar a su objetivo fue
testigo de cómo aquellos jóvenes se disputaban a una asustada ovejita.
Bueno, ya está bien. ¿Queréis
decirme a que viene tanto escándalo? -pregunto malhumorado el guardián-.
El culpable es el -gritaron
ambos culpándose mutuamente-.
Dado que no os ponéis de
acuerdo, tendréis que comparecer ante el sabio Lauví-ah -exclamo el guardián
ante aquel desconcierto-.
Una vez ante la presencia
del sabio Lauví-ah, fue este quien dijo con voz suave, dirigiéndose a uno de
los alborotadores.
¿Qué tienes que decir en tu
defensa?
Señor Lauví-ah, el culpable
es el, que pretende robarme la oveja que durante meses he criado.
Y tú, ¿qué tiene que decir
en tu defensa? -pregunto al otro implicado.
Señor Lauví-ah, no es cierto
lo que dice este ladrón, la oveja me pertenece -contesto con rabia-.
Bien, en vista de que
difícilmente podremos saber quién de los dos dice la verdad, sacrificad al
animal y repartiros la mitad para cada uno.
El segundo de los
alborotadores al oír la sentencia dijo alegremente:
En verdad que sois sabio
señor Lauví-ah, es una buena idea.
En cambio, el otro joven se
encontrará triste y apesadumbrado, y fue este gesto de compasión el que hizo a Lauví-ah
rectificar la sentencia, y dijo:
Entregad la oveja a su
verdadero dueño para que la alegría vuelva de nuevo a su corazón, pues en
verdad que su amor por el animal ha conmovido mi pecho.
Así fue como el Amor
consiguió ser una vez más el revelador de la verdad.
Fin.