Atributo: Dios que escucha los pedidos.
Planeta: Venus.
Coro Angélico: Virtudes.
Sefiráh: Netzaj.
Horario de regencia: de 19 a 19:20 horas.
Días
de regencia: 3 de marzo, 15 de mayo, 26 de julio, 9 de octubre, 20 de
diciembre
¿Para qué se le invoca?
·
Ayudar en todo proceso de curación, especialmente los problemas
de ojos.
·
Sanar la tristeza.
·
Proteger a los que trabajan con metales.
Los nacidos bajo su regencia
Las personas nacidas bajo su regencia se distinguen por su
coraje y franqueza. Tendrán la protección directa del planeta Venus y atributos
positivos de los signos que lo corresponden: Tauro y Libra. Será considerado
una persona lúcida que decide con claridad de expresión toda las situaciones
complicadas y comprometedoras. Franco y con temperamento amoroso tendrá un
gran gusto por las flores y las pinturas. Es optimista y ama la verdad y la
defiende para que todo se realice en perfecto orden. Dotado de gran
afectividad, fuerte sentido estético, solidez y valoración de los bienes
materiales. Acepta bien su sensualidad actuando con serenidad y tiende a
satisfacer su tendencia por todo tipo de placeres sin reprimirse. Es un poco
introvertido pero controla siempre sus instintos exhibicionistas. Es arriesgado
pero no se aparta demasiado de lo tradicional. Es de espíritu combativo y
encuentra en el casamiento la solución a sus problemas. Su pareja deseará
complementarlo para que se sienta fuerte en las luchas que debe emprender.
Cita bíblica
Angustiada está mi
alma;
¿hasta cuándo, Señor,
hasta cuándo?
Salmo 6:3
Yeialel: “el valle de
los suicidas”
Si la tristeza se pudiese medir, ninguna bascula podría con
tanto peso, al menos así se le parecía al desdichado joven que acababa de
saltar al vacío de un profundo abismo con la única intención de poner fin a
todas sus penas.
Pero a veces y aunque queramos burlar nuestro destino, este nos
lo pone difícil, y eso fue precisamente lo que le paso a Yeialel.
El perturbado joven en su afán de acabar pronto con su vida no
se percató de los ramajes que crecían en los bordes de aquella garganta
siniestra, y en la caída su cuerpo fue frenado por estos, impidiéndole
estrellarse en el suelo.
No obstante el golpe fue no suficientemente duro lo que hizo que
perdiera el conocimiento. Sería entonces, cuando el imprudente Yeialel tendría
una experiencia inolvidable que vendría a cambiar su vida para siempre.
Su cuerpo sin sentido estaba protegido por el follaje de una
espesa vegetación, pero su espíritu ya no se encontraba en su interior.
– ¡Que extraño era todo aquello! -pensó Yeialel, que miraba con
admiración el lugar donde se encontraba-.
De repente todo se ilumino y una voz grave anuncio:
– Atención todos los presentes, el caso de la Suprema Justicia
contra Yeialel lo preside el honorable Juez Mersat.
– ¡Oh Dios!, ¿que estaba ocurriendo? Debo de estar muerto y esto
es el Juicio Final -se dijo Yeialel, asustado -.
– Levántese el acusado -ordeno imperiosamente una nueva voz, era
el Juez Mersat-. Debe contestar sin titubeos y no intente mentir pues tengo en
mi poder un informe muy completo de su vida que amablemente me han confiado los
Señores Archiveros.
Sin que el joven se atreviese a abrir la boca, el Juez siguió
con su exposición.
– Contesta, ¿por qué has osado acabar con tu vida física? ¿Acaso
no sabes que eso es atentar con el principio de la creación? -le pregunto el
Juez -.
– Era la única solución a mis problemas -contesto quejoso el
Joven -.
– ¡Cobarde! ¡Eres un cobarde! Mira atentamente esta pantalla y
veras lo que es bueno.
Ante su mirada perpleja, apareció un valle donde reinaba la más
espesa oscuridad, de él partían gemidos y quejidos de almas afligidas por el
dolor.
– ¿Quiénes son? -pregunto Yeialel –
-Son almas que como tu buscaron solucionar sus problemas
poniendo fin a sus vidas, pero su destino no les exigir retornar a su patria
espiritual y ahora vagan en espera de que ese día llegue, sintiendo el mismo
dolor e incluso más que cuando Vivían.
– Es horrible -dijo Yeialel cubriéndose el rostro para no ver
aquellas escenas -.
– Bien, veo que has aprendido la lección. Has tenido suerte,
pues tu cuerpo no llego a estrellarse en el abismo. ¡Ay de ti si lo intentas de
nuevo!, entonces ya no tendrás esa suerte y te verás formando parte de ese
pelotón de desdichados.
Yeialel recobro la conciencia sobresaltado. ¿Habría sido una
pesadilla? Pero tuvo la evidencia de que había algo de verdad en ello.
Aun le parecía estar oyendo aquellos lamentos. Con esfuerzos y
el deseo intenso de experimentar la vida Yeialel logro salir de allí. Ningún
problema por grave que este fuese le volvería a afligir. Encontraría las
soluciones lógicas a los problemas, y la tristeza ya no sería un peso para él.
Había abierto los ojos y en adelante, sus pensamientos volarían más altos,
transcendiendo las realidades materiales.
Fin.