Atributo: Dios generador de todas las cosas.
Planeta: Sol.
Coro Angélico: Principados.
Sefiráh: Tiferet.
Horario de regencia: de 14:40 a 15 horas.
Días
de regencia: 19 de febrero, 2 de mayo, 13 de julio, 26 de septiembre, 7 de
diciembre
¿Para qué se le invoca?
·
Exaltar a los humildes, separándolos de los orgullosos, es decir
cuando nos sentimos oprimidos por otro.
·
Tener buena salud y curarse de alguna enfermedad.
·
Ayudarnos en el aprendizaje de artes y ciencias para el
bienestar de los hombres, plantas y animales.
Los nacidos bajo su regencia
Aspecto evolucionado: estará muy ligado a todo lo que tiene que
ver con la decoración y el buen gusto. Podrá tener un jardín con vegetación
abundante, amará las plantas y los animales. Tendrá siempre dinero y la palabra
crisis no existirá en su vocabulario. Dotado de cultura prodigiosa, compartirá
sus conocimientos y experiencias con aquellos que tengan inquietudes similares.
Estudiará las sagradas escrituras, descubriendo sus verdades, y podrá tener
revelaciones trabajando con oráculos o en sueños premonitorios. Su papel en la
tierra será enseñar a la sociedad que Dios existe en toda la creación. Este
Ángel es el representante del reino Angélico en la tierra.
Cita bíblica
No bien decía: «Mis
pies resbalan»,
cuando ya tu amor,
Señor, venía en mi ayuda.
Salmo 94:18
Sehaliah: “el triunfo
de la humildad”
Aquel iba a ser el primer año en el que el joven Sehaliah
acudiría a la escuela. Hasta ahora y dada la pobreza de su familia se había
dedicado al cuidado de las ovejas en el campo.
Pero el chico se hacía mayor y sus padres se sentían muy
preocupados por él, pues veían como los demás niños del pueblo recibían una
educación, mientras que su hijo era casi analfabeto.
Por ello, pensaron que aunque su ayuda le hacía mucha falta,
debía acudir a la escuela.
Y allí estaba Sehaliah en su primer día de clase. No podía
evitar sentirse como un extraño, apenas si conocía a un par de chicos de tantos
como habían.
Sintió también como todos le miraban con cierta curiosidad. Era
normal, había oído hablar del muchacho que pastoreaba en las montañas, pero no
habían tenido oportunidad de conocerle personalmente.
Pero Sehaliah paso la prueba, pues muy pronto se fueron
acercando a él, presentándose e invitándole a ser su amigo.
Aquella actitud le tranquilizo pues temía que nadie lo aceptase.
Sin embargo, Sehaliah no había conocido a todos los que iban a
ser sus compañeros de clase, aún faltaba el cabecilla del grupo. El arrogante
Solel.
-Vaya, vaya, vaya ¿qué tenemos aquí? -exclamó sarcásticamente el
recién llegado -.
Sehaliah que no sabía con certeza a quien se dirigía, preguntó
incrédulamente.
-¿Me hablas a mí?
-¿A quién va a ser si no? Aquí todos me respetan, ¿sabes por qué
lo hacen? Te lo diré muchachito. Lo hacen porque soy su jefe. ¿Sabes lo que
significa eso? -le preguntó amenazadoramente al joven
-Entiendo lo que quieres decir -le contesto Sehaliah -.
El humillado joven agacho la cabeza y se alejó del grupo. Todos
reían las palabras de Solel.
El tiempo fue pasando y Sehaliah fue rechazado día a día por
todos. El no seguía las ordenes que Solel dictaba, mientras que los demás si lo
hacían.
Un día, el profesor decidió hacer una excursión a las montañas,
y todos acogieron la propuesta con ilusión.
Tendrían la oportunidad de jugar y divertirse.
Tras tres horas de marcha, el grupo llego a su meta. Eligieron
una explanada para acampar y tras soltar los batulos que llevaban, se fueron
esparciendo a su antojo.
Solel que ya tenía un plan trazado reunió a sus colaboradores y
les propuso investigar una de las montañas más cercanas. Sehaliah que se enteró
de la idea, quiso advertirles de que era peligroso lo que querían hacer, pero
no le hicieron caso.
Aquel pequeño grupito llegaron a la montaña que querían explorar
y cuando emprendieron la escalada, tres lobos salvajes le salieron al paso.
Todos quedaron de piedra. Esperaban que su líder, Solel, les salvara de aquel
peligro, pero este tenía aún más miedo que los demás.
Cuando todo parecía perdido, una voz emitió un sonido muy
extraño, pero consiguió que los lobos obedecieran y se marchasen. Había sido Sehaliah,
todos le vieron y quisieron hacerle su nuevo jefe, pero el joven que era muy
humilde no acepto.
-Ya tenéis un jefe. En adelante sabrá ayudaros mejor. Y así
sería. Solel no olvido aquella prueba de humildad, y desde entonces dejo de ser
orgulloso e insolente, para convertirse en un ser comprensivo y humilde.
Fin.