Nombre:
Leuviah, “Dios que socorres a los pecadores”.
Coro:
Tronos, Ángeles al servicio de Binah-Ley.
Lo
que otorga:
·
Conseguir la Gracia de Dios
en el dominio de la fecundidad.
·
Recuperar la memoria y
recordar cosas olvidadas.
·
Soportar las adversidades
con resignación.
·
Potencia la inteligencia y
la comprensión.
·
Vencer el desespero y la
desbandada moral. La alegría vence a la tristeza.
Lección: Hacer
un buen uso de la imaginación creadora.
Planeta:
Urano.
Sefiráh:
Jojmá.
Horario
de regencia: de 6 a 6:20 horas.
Días
de regencia: 23 de enero, 6 de abril, 17 de junio, 30 de agosto, 10 de
noviembre
¿Para qué se le invoca?
·
Brindarnos inspiración
poética y artística.
·
Otorgarnos la gracia divina
a la fecundidad.
·
Aumentar nuestra memoria y
nuestra inteligencia.
Cita bíblica
Me
sacó de la fosa de la muerte,
del
lodo y del pantano;
puso
mis pies sobre una roca,
y
me plantó en terreno firme.
Salmo
40:2
Los nacidos bajo su regencia
Es amable, jovial, modesto
en sus palabras y en su manera de ser. Soportará todas las adversidades con
paciencia y resignación porque sabe que esto es una forma de evolución material
y espiritual. Extremadamente curioso, está dispuesto a aprender de cualquier
experiencia realizada. Tendrá refinamiento cultural, amará la música, la poesía
y las artes en general. Tendrá protección Angélica contra los adversarios o
aquellos que quieran perjudicarlo y esta protección es una gran muralla de luz
etérica invisible a los ojos de las personas comunes. Tendrá completo dominio
sobre los acontecimientos de su vida y alcanzará la gracia de Dios cuando
permanezca firme y decidido en la lucha por sus ideales.
Leuviah: “la verdadera memoria”
Leuviah
tenía todo lo que un joven de su edad podía desear, una familia que lo quería,
amigos con los que poder jugar y era adorado por las chicas de su escuela.
Sin embargo, no era
totalmente feliz, solo una cosa se lo impedía, solo su mala memoria.
No le importaba mucho si tan
solo le fuese importante para estudiar, empleaba el doble de tiempo que sus
compañeros, pero al final conseguía, aunque con esfuerzos, aprobar. Lo
que más le preocupaba era que no recordaba nada de su infancia, parecía como si
nunca hubiese sido pequeño y aquello le hacía sentirse un poco perdido.
A veces el mismo se
consolaba cuando comprobaba con no poca desilusión como había olvidado lo más
elemental.
Hablaba y se comprometía con
los amigos a hacer cosas y luego no se acordaba de nada, y muchas veces estos
se enfadaban con él, pero lo que no sabían era que el que más se castigaba era
el mismo por no lograr acordarse.
Aquel problema llegó a
obsesionarle hasta tal punto que mientras dormía sufría pesadillas. Cierta
noche cuando su alma se encontraba transitando por el Mundo de los sueños, tuvo
una experiencia que vendría a cambiar toda su vida. Pero veamos que le sucedió.
Se vio en una habitación muy
oscura, alumbrada tan solo por una vela que despedía una tenue luz. A pesar de
reconocerse, su rostro representaba mayor edad. Se encontraba reclinado sobre
sus rodillas y en su mano sostenía una afilada espada. De repente sus manos se
elevaron y aquella arma se introdujo en su cuerpo poniendo fin a su vida.
Leuviah sufrió una fuerte
impresión, pero aquella voz vino a tranquilizarle.
-Leuviah, fíjate en ese
cuerpo y observa lo que ocurrirá.
Así lo hizo el aturdido
joven y vio como de él salía una forma de luz, era el mismo pero resplandeciente.
Aquella luz tomo un sendero que le aguardaba y en el encontró a un instructor
que le explico que había cometido un grave error y que para rectificarlo
debería volver a nacer y volver a morir, pues aquella muerte suicida había
interferido en su evolución, haciéndole olvidar todo cuánto había aprendido, y
si no volvía pronto a aquel mundo, no podría devolverle la memoria de lo que
aprendió.
De este modo Leuviah vio
como aquella luz resplandeciente se reencarnaba en un nuevo cuerpo que lo abandono
cuando contaba tan solo unas horas de vida, retornando de nuevo a aquel mundo
de luz. Ya en él, aquella alma recibió la memoria que perdió, advirtiéndosele:
– Cuando vuelvas a nacer
olvidarás cosas, tal vez muchas cosas, pero ten la seguridad de que algo no
olvidarás. ¡Contra la vida jamás se ha de atentar!
Leuviah se despertó muy
impresionado pero gozoso de felicidad. Ya no le importaba olvidar algunas
cosas, pues había podido recordar lo más primordial.
Fin.